domingo, 26 de febrero de 2012

Misa de los Mártires de la Tradición


En cumplimiento de lo dispuesto en 1895 por el Rey Carlos VII desde su exilio, el sábado 3 de marzo de 2012, a las 20:30 (ocho y media), se ofrecerá por los Mártires de la Tradición la misa que se celebrará en la Parroquia de San Lorenzo, C/. Pedro Niño, 2, de Valladolid.

Solidaridad de los vivos y los muertos. Presencia de que el sacrificio de los mejores no fue estéril, que la misión que ellos nos dejaron sigue adelante por la sucesión de las generaciones. Esto representa la festiviad de los Mártires de la Tradición.

Y cuando en este 10 de marzo suban hacia el Señor nuestras oraciones, irán envueltas en una sana admiración que llegará hasta el grupo valiente de los que defendieron el alma española en una lucha tenaz en que las armas se movían unas contra otras porque en el campo de las ideas chocaban dos conceptos de vida.

Ellos no quieren nostalgias, sino oraciones. Escribieron con sangre la fe que profesaban; por eso son mártires. Ya no llevan boina roja... Nos la dejaron en el relevo de su puesto como símbolo de la sangre con que regaron las tierras de España. No son los "soldados desconocidos"de la liturgia laica, porque "ante Dios- como reza la ordenanza del Requeté- nunca serás héroe anónimo". Rafael Rodríguez Zapatero.


Comunión Tradicionalista
Agrupación de Estudiantes Tradicionalistas (AET)

martes, 14 de febrero de 2012

Sobre la reseña de "Sol en las bardas. La forja oculta de Carlos Hugo."





El pasado sábado, en el suplemento literario La sombra del ciprés, perteneciente al Norte de Castilla, nos sorprendía por una de sus reseñas. Este trataba sobre el libro Sol en las bardas. La forja oculta de Carlos Hugo.

Sin embargo, es necesario realizar unas correcciones a la reseña, debido a la ignorancia manifiesta del autor sobre el Carlismo:

La Comunión Tradicionalista combatió a la República desde sus inicios, al igual que durante la "Restauración". Y ésto, se debe al rechazo fundamental que ocasionaba toda manifestación del derecho nuevo o revolucionario en la organización de la sociedad. Así es que con Alfonso Carlos y más tarde, en la Regencia, con Don Javier se luchase contra la República. Pero con el deseo de restaurar la monarquía social y representativa. Nunca para colocar a Franco.

A pesar que los tiempos de guerra traen extraños amigos, el carlismo nunca mostró simpatías por el régimen franquista y, por ello, recibió persecucción. Don Javier de Borbón sería expulsado de España, y más tarde, será recluido en los campos de concentración nazis sin que Franco moviese un dedo por su salvación. Fal Conde será desterrado, y mientras, el decreto de unificación obligó a la clandestinidad de la Comunión. Lo que no había hecho la República, lo hizo Franco.

Así es como desde 1937 hasta 1956 la política de la Comunión será de oposición, y su principal valedor será Fal Conde, jefe delegado de la Comunión Tradicionalista. Las personas que acepten cargos del Régimen serán expulsados: Bilbao, Rodezno... Con la llegada de Carlos Hugo esta situación cambiará, pues como el dijó:

Me reuní con Fal y con mi padre. Mi tesis era que el enemigo mortal de Franco no podía, en estos momentos, ser el representante del Carlismo. La de Fal era algo diferente; no defendía en absoluto su cargo, porque era un hombre de entrega total. Mantenía la tesis de que el Carlismo tenía que manifestar claramente que no tenía nada que ver con Franco. Yo no estaba de acuerdo con ella, porque la época de la guerra civil y de la represión a ultranza; los campos de concentración, la acción directa brutal y la represión indiscriminada, ya había pasado. Era necesario un diálogo con el Sistema.

La presentación de Carlos Hugo en el 57 en Montejurra, acompañada de Rafael Gambra (calificado por la historiografía marxista como integrista) muestra un Carlos Hugo todavía cuerdo con la tradición española. Nada de federalismo alemán, ni de centralismo borbónico. Lo primero, porque Alemania no tiene la patente y tiene sus diferencias en el apatato estatal y, en lo segundo, porque en España nunca se llevó a cabo.

Y la supuesta renovación crítica de un pobre y mediocre abrevadero cultural muestra que el autor habla de oídas. Para empezar podríamos hablar de la monumental obra de la Historia del tradicionalismo Español, con treinta tomos y la mejor obra hasta ahora que ha tratado el tradicionalismo. También podríamos hablar de la Editorial Tradicionalista o de la colección Montejurra y del desarrollo de los círculos Vázquez de Mella. Fundaciones y editoriales que perdieron su calidad y seriedad por la renovación ideológica (en verdad significó la ruptura) . Cuando se intentó, en un juego de malabares, adaptar la historia del carlismo a la historiografía marxista.

Tristemente. el príncipe salió rana. Reproducimos una de las últimas entrevistas a Don Carlos Hugo, aparecida en La Vanguardia el 5 de febrero de 2005.



martes, 7 de febrero de 2012

Sobre la jerga de los valores

Los oímos a menudo: valores cívicos, democráticos, cristianos... El tono meloso con el que se enuncian provoca el rechazo con tan sólo escucharlo. Quizá se deba principalmente a la ambigüedad que conllevan como explicaba Miguel Ayuso en el último número de la revista Verbo:

Vivimos en Babel, en la nueva Babel de las ideologías, donde a diferencia del episodio del Génesis, en que los constructores no se entendían entre sí a causa de hablar causas distintas, hoy no nos entendemos siquiera en nuestra lengua. Hoy no es que usemos palabras distintas para expresar una misma cosa sino que expresamos cosas distintas con la misma palabra. Pero, a lo anterior, el equivocismo, se añade un empobrecimiento univocista.

O a la subjetividad. No dejan de ser depósitos, en donde el hombre deposita un significado mayor o menor (por tanto de naturaleza variable e inconstante), como explicaba Yves R. Simon:

Cuando hoy oímos hablar de valores morales, valores estéticos, valores sociales, valores políticos, valores espirituales, etc; éstos proceden de la mente, proceden de fuera de las cosas, no están corporizados en entidades, en la naturaleza; pues, “esto tiene valor”, no significa que, por razón de lo que es la cosa, ésta valga para algo más, para alguna operación o para alguna relación: su valor es algo que se le asigna a la cosa por la mente, mientras en sí misma permanezca sin valor, sin naturaleza. Es decir, corresponde al deseo de los hombres en un pagar un cierto precio por el uso y posesión de una cosa, más que a la relación objetiva de ésta con el buen vivir humano.