Pilatos, tipo inmortal de los jueces corrompidos, sacrificó el Justo al miedo, y entregó a Jesús a las furias populares, y creyó purificar su conciencia lavándose las manos. El Hijo de Dios subió a la cruz lleno de vilipendios y ludibrios: allí se levantaron contra él con sus manos y con sus bocas los ricos y los pobres, los hipócritas y los soberbios, los sacerdotes y los sabios, las mujeres de mala vida y los hombres de mala conciencia, los adúlteros y los fornicadores. El Hijo expiró en la cruz pidiendo por sus verdugos, y encomendando su espíritu a su Padre.

¿Por qué tan grandes mudanzas y trastornos? ¿Por qué tan grande desolación, y tan universal cataclismo? ¿Qué significa eso? ¿Qué sucede? Nada: que unos nuevos teólogos andan anunciando una nueva teología por el mundo.
Juan Donoso Cortés en Ensayo sobre el catolicismo, el liberalismo y el socialismo.