viernes, 7 de mayo de 2010

Las siete columnas


Las siete columnas

Fernández Floréz forma parte de esa generación olvidada por la genialidad de sus contemporáneos y sus ideas, muchas veces extrañas al medio y lejanas a la ideología reinante. Entre la literatura contemporánea llena del pesimismo de Pio Baroja o Unamuno, el regeneracionismo, las novelas del horrible Pérez de Ayala o Gabriel Miró destaca sus novelas llenas de un lirismo intenso y su ironía en la narración.

Las siete columnas es una de esas obras en las que el humor lleva un papel principal; dividido en dos partes. El capítulo previo narra el enfrentamiento del anacoreta Acracio Pérez con el demonio; el diablo cansado porque ya no se le teme en el mundo moderno agradece a Acracio que el todavía siga creyendo en él. Tras este breve encuentro se desarrolla la primera parte en la que se desvela los quehaceres de una ciudad desconocida aunque sus descripciones lo asemejan a un país de índole germánica; Fernández alterna un intenso lirismo(las descripciones de Negrimia) con pequeños relatos humorísticos que hacen más ameno el libro. La tesis que sostiene en la obra es que las bases de la civilización son los siete pecados capitales que como columnas sostienen el frontón de la civilización; la envidia la lujuria aumenta la demografía, la soberbia lleva a la filantropía, la avaricia sostiene la economía, la envidia fomenta el desarrollo pacífico, la gula crea la paz en el mundo etc.

En la segunda parte Satán concede una gracia al anacoreta y este le pide la desaparición del pecado. El diablo se la concede y aquí se inicia un decreccendo en el humorismo de la obra tornándose en un pesimismo ligero. Al desaparecer el pecado, las columnas se quiebran y la civilización cae, ya que todas acciones eran llevadas a cabo por el pecado. Esto nos lleva a concluir que la civilización cuyo espíritu es liberal está tan alejada de Dios, que para motivar su progreso les es pedido a cambio faltas hacia Dios. Recordemos a los monjes del medievo que guardaron todo el conocimiento de la civilización occidental en sus monasterios por amor de Dios y el amor por todo lo que creó Dios y no por odios ni soberbias.

Una obra bien escrita, fácil de leer y amena en la que hay que destacar el humor en la narrativa española del primer siglo.

2 comentarios:

  1. Merecerá la pena leerla. Gracias por la reseña.

    Un abrazo!

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  2. A lo mejor te es difícil adquirirlo, yo ahora utilizo IberLibro. Me gustaría saber si has leído alguna biografía de Fernández Flórez para recomendarmela. ¿Crees que el pecado lleva al progreso?

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