Eran otros tiempos. La juventud tenía sangre en las venas. Por las calles
corrían panfletos que decían: “Requetés:
al insulto contestad con la bofetada; a la bofetada con el palo; al palo con el
tiro. ¡Viva España! ¡Viva Don Jaime!”
Tras la escisión de Mella, las
juventudes jaimistas se multiplicaron por España. Bajo la bandera legitimista,
defendían al rey. Y el propio Don Jaime, rey guerrero, curtido en el campo de
batalla, se inclinaba a la lucha: “El
orden social tan quebrantado por la revolución peligra en sus últimos
fundamentos. Y no tanto por el empuje de las turbas anárquicas sino por la
cobardía de los poderes que pactan con ellas para salvar, entregándose en
rehenes, la vida y el interés. En la lucha violenta que se acerca entre la
civilización y la barbarie, a nadie cedo el primer puesto para pelear en la
vanguardia por la sociedad y por la patria. Jamás el temor a las iras
terroristas me hará retroceder un paso en el camino del deber. Soy español y en
mi programa no hay sitio para el miedo”.
PD: Nuestro agradecimiento a
M.H.B. que nos ha facilitado las fotografías del banderín jaimista de Valladolid.
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