Charles Maurras, autor del conocido y tajante apotegma: "La democracia es el mal. La democracia es la muerte", luchó incansablemente contra el empleo indebido de la palabra democracia. "La democracia-dice- no es en modo alguno un hecho y tampoco un derecho. Es tan sólo una idea falsa". Pidió siempre con insistencia, a sus lectores y discípulos, que jamás emplearán los términos "nacionalismo democrático" o "monarquía democrática" y no titubeó, además, en criticar al marqués de la Tour de Pin, no obstante proclamarse discípulo suyo en material social, por haber utilizado la expresión "democracia orgánica".
Como éste alegara en su defensa que había sido empleada antes por el conde de Chambord, Le Play y el Congreso monárquico de Reims, hubo de replicar Maurras que "son precisamente las más grandes autoridades quienes inaugura, hacen recibir e incluso hacen incurables las tradiciones perniciosas. Si Luis XIV-añade- hubiera publicado sus malos versos, quizá todo el lenguaje poético de su reinado hubiera padecido por ello. Por fortuna, el leal Despreux consiguió alejar a su señor del mal camino".
Eugenio Vegas Latapie en Consideraciones sobre la democracia.
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