LUNES 26 DE
SEPTIEMBRE DE 1870
Sin que
nadie nos observase, salimos por el ferrocarril de Grenoble a las seis de la
mañana, y pasando por Chambery (donde nos detuvimos dos horas) y por Culoz,
llegamos a la frontera de Suiza. Aquí era otro punto dudoso para nosotros.
Tarabini y yo teníamos pasaportes austriacos, pero Sánchez no tenían ninguno.
Un gendarme francés vino a pedirnos los pasaportes en Bellegarde, y yo le hice
creer que en mi pasaporte iba inscrito un criado conmigo; el gendarme lo creyó,
pues no comprendía el alemán. Antes se alarmó algún tanto creyéndonos
prusianos; pero viendo que nuestros pasaportes eran austriacos, no dijo nada
más. Pasamos por un largo túnel, que duró nueve minutos en ferrocarril, y ya
estábamos en Suiza.
Éste fue un
momento delicioso para nosotros y de verdadera alegría. A las cuatro llegamos a
Ginebra. Me despedí de Tarabini, que quería pasar algunos días allí y luego
marchar a Innsbruck; puse un parte telegráfico para mamá anunciándole mi feliz
llegada, y enseguida proseguí adelante con Sánchez, en ferrocarril, y llegué a
la estación de la Tour de Peliz el lunes 26 de septiembre, a las siete y media
de la tarde. Fui a casa de mi hermano, llegando de sorpresa. Quedé allí siete
días muy alegremente, y, después, por Wartegg, Viena y Frohsdorf, en compañía
del Marqués de la Romana y de su hijo el Vizconde de Benaesa, me vine
felizmente a Graz, cerca de mi querida mamá.
Graz, 4 de
octubre de 1870.
Alfonso de
Borbón y de Austria Este,
Infante de España,
Alférez de
Zuavos pontificios.
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